
Tuve miedo del mar, de
su bravura
después yo quise ser coral y estrella,
la sirena con voz más
dulce y bella
que a marinos llevara a
la locura.
Tuve miedo del aire y
su frescura,
después en él quise
dejar mi huella,
volar más alto aún que
una centella,
ser águila real sin
atadura.
Tuve miedo de muchas
otras cosas
y aunque ahora tampoco
soy valiente,
voy prendiendo el coraje de las diosas.
Por ejemplo ya tengo
muy presente
que al igual que las almas
más dichosas,
Con aspirar el hoy ya
es suficiente.