lunes, 22 de julio de 2013




Viviré para despedir al sol de cada tarde,
mezclar mis lágrimas con la luz de lo trigales,
admirarme de la osadía  de los girasoles
y desangrarme en cada amapola;
me quedaré para beberme todo el rocío de la mañana.
Viviré para soportar los aguaceros,
plantarles cara  las tormentas
y esconderme de los truenos;
viviré para aprender el idioma de otros planetas.
Sobreviviré a los envites de las mareas,
a la soledad del alba en el invierno,
a los cantos de sirenas del verano,
al extremo optimismo de la primavera.
 
Viviré a pesar del fuego que lacera mis venas,
a pesar del veneno que se posa en mis entrañas,
aunque tenga que beberme todo el polvo que desprenden las estrellas.
Sobreviviré aunque solo tenga alas de mariposa,
y un poco de dignidad para elevarme.
Perduraré para beberme a sorbos
todo el magma de los volcanes,
toda la sal que hay en los mares,
el dulce  licor que me prepara la tierra.
Estoy programada y ya no tengo marcha atrás

lunes, 15 de julio de 2013

Llora la niña. A veces es importante escuchar a la voz interior. Al niño/a que fuimos y que sigue ahí en el fondo del alma, esperando a que le demos una oportunidad, a que lo amemos profundamente, porque forma parte del ayer y de nuestro hoy y nos ayuda a crecer y a enfrentarnos a nosotros mismos.





Llora la niña que hay en ti.
Tú has crecido, has luchado, has corrido,
has perdido instantes que ya no volverán.
Has vivido como si en esta esfera
la vida fuera una carretera sin fin.
Y ella en su rincón llora por tu indiferencia,
porque has perdido su magia entre zarzales
y nos has tenido en cuenta lo mucho que ella la necesita,
para sonreír, para dar lo mejor de sí misma.
Tú te has creído fuerte ante la adversidad,
te has reinventado como estatua de sal,
que nunca sangra porque no tiene venas,
que nunca se asusta porque no cree en el miedo.
Y ella llora porque aún cree en los fantasmas
que se esconden debajo de la cama,
porque necesita tus palabras de consuelo,
de tus caricias y de tus besos.
Llora porque nos has sido una buena madre para ella,
no la has abrazado cuando estaba enferma,
no le has contado cuentos para que  se durmiera,
no la has tomado de la mano cuando estaba perdida,
no la has arropado cuando tenía frío.
Y tú ahí con tu  indiferencia,
con amnesia de la niña que fuiste,
con tu carrera imparable hacia el abismo.
Y esa niña que hay en ti llamándote a gritos,
por tu sangre y por tu aire,
por tus miradas cansadas,
por cada poro de tu piel,
por tu pelo y por tus uñas.
Abrázala y seréis una.
Mira la vida a través de sus lágrimas,
quiérela con toda tu alma.
Si la abrazas se callará y se dormirá entre tus brazos.
Seréis Una sola sonrisa y un único sentimiento,
dos corazones y cuatro alas.
Quiérela y tendrás la batalla ganada.



Lee todo en: Poema Llora la niña, de lore58, en Poemas del Alma http://www.poemas-del-alma.com/blog/mostrar-poema-251411#ixzz2Z9W2oJO9

domingo, 7 de julio de 2013

Desengaño (Relato). A veces en la vida hay que pasar por desengaños y vicisitudes. Lo importante es reponerse y seguir adelante, solo asi es posible avanzar.






 

 

Entró en su apartamento como una exhalación. Como una loba herida, abrió la cerradura y cerró la puerta con vehemencia.  Ya dentro, en el mismo descansillo, las lágrimas subieron a su garganta como una pleamar. Cruzó las manos sobre su pecho y dejó que todo su cuerpo se deslizara por la pared, quedándose encogida con los brazos sobre el vientre y las piernas en genuflexión,  dando rienda suelta a su llanto, a su amargura, a su desilusión.

Rudy, su perrita caniche que dormitaba hasta entonces plácida en el sofá, acudió solícita al oír el llanto de su querida ama. Con pequeños ladridos y lametones, trató en vano de consolarla y giraba nerviosa a su lado una y otra vez sin conseguirlo. Al final se tumbó a sus pies con la cabecita pegada a sus muslos, esperando que se tranquilizara. Ella entonces acarició su lomo tibio y peludo  y se fue calmando momentáneamente de  su dolor.

Luego acudió a la cocina y se preparó un café bien cargado, que se tomó poco a poco, calmosamente, pensativa. Su sed de venganza y su desesperación iban dando paso a la indiferencia.

Sabía que ella era valiosa. Era una joven madura e independiente. Ella sola, con su tesón se había labrado un buen porvenir. Nada le había sido regalado. Sus padres no eran ricos y aunque habían hecho lo posible por costear los estudios de su hija, ella prefería muchas veces trabajar en lo que fuera para compartir la carga que suponía para ellos, como camarera, niñera, paseadora de perros…Tenía su propio apartamento y dinero suficiente para vivir y para algún que otro capricho.

En su ingenuidad, tal vez  había pensado que aquello duraría para siempre. Qué después de varios fracasos, había encontrado su alma gemela. No sabía en aquellos instantes, cuando vio a su novio besándose con ella, con aquella traidora, a la que había creído su mejor amiga, la liberación que suponía haberlos pillado infraganti. Ahora sí lo intuía.  Comprendía que el tiempo pondría las cosas en su sitio, que una decepción más en la vida no significaba ni mucho menos una derrota. Y ella seguiría luchando por sus sueños, por lo que de verdad tenía valor en la vida. Acarició de nuevo a Rudy y le puso pienso en su platillo y mientras esta comía golosa, fue al baño, llenó la bañera de sales olorosas, encendió una velas se y se dispuso a darse el más largo y relajante baño que jamás se había dado.

jueves, 4 de julio de 2013

Ella ante el espejo (relato)




Ella sola ante el espejo, desnuda de vanidades y de fuegos. Con la arruga a flor de piel, con sus patas de gallo y algún que otro pelillo en el bigote.  Contemplarse desnuda y deshojada, con el corazón maltrecho y las lágrimas a flor de piel.  Mirarse poco a poco sin miedo a ser ella misma en su totalidad, sin trampa ni cartón, revestida de corajes y de sueños.  Recorrer la vista por cada poro, por cada señal que va dejando el tiempo  en el escote, en los brazos, en la comisura de los labios.  Así,  tratando de no apartar la vista de la realidad que el cristal le devuelve, tratando  de no odiar cada michelin flotando en el abdomen,  ni las canas recién nacidas, ni los párpados caídos que ensombrecen la luminosidad de los iris, antaño tan pícaros y alegres.

Ella a pesar de todo sigue siendo la misma. Tiene el mismo corazón que un día se atrevió a soñar más de la cuenta sin morir en el intento.  Ella es una multitud de diosas en una.  Un volcán de hormonas y de batallas.  La  que se sigue admirando de las mismas cosas de siempre, de lo que no es efímero, de lo que nunca muere.  El tiempo pasa, pero en su corazón siempre hay flores y pájaros picoteando entre sus aurículas. El tiempo gira a más velocidad que las nubes de tormenta;  sabe que todo pasará,  pero aún hay esperanza,  porque ella  al fin ha empezado a admirarse y amarse sin miedo a la verdad.  Ella sola ante el espejo:  desnuda y sin recato.