viernes, 31 de agosto de 2012

A menudo pasamos por la vida sin detenernos ante sus bellezas, ante los pequeños placeres de la naturaleza: Un bello amanecer, un rojizo ocaso, la perfección de la luna llena etc. Nos llenamos de sinsablores y prisas innecesarias. Con este poema quiero recalcar la importancia de regalarnos esos pequeños momentos que nos llenan de energia y felicidad instantánea.



Va mi alma creando caminos llenos de luz.
Me he regalado estrellas y amaneceres,
un volcán y un ocaso sobre el mar,
collares con el nácar de la luna,
vestidos con la seda de las nubes,
todo el azul del cielo y la sal del mar.
Hoy quiero gritar que soy afortunada,
tengo mis manos llenas de versos para sembrar
y un corazón despierto para amar.

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