MUÑECAS
Estuvieron a nuestro lado en la infancia,
siempre cerca, en el jardín de nuestra inocencia;
ellas escuchaban nuestras penas de patio de colegio.
Confeccionando sus vestiditos
dimos nuestras primaras puntadas,
que recorrían la tela como aletadas.
Peinando y cortando sus cabellos
vivimos nuestros mejores sueños
y también quisimos ser peluqueras.
Contándoles cuentos inventados
deseamos ser escritoras.
A veces también se ponían enfermas,
les poníamos el termómetro de plástico
del botiquín de juguete…
y soñábamos con ser enfermeras.
Ellas inspiraron nuestras profesiones futuras,
ellas acompasaron nuestros pasos de niña.
No importaba que no fueran muy bonitas,
ni que lloraran, ni que rieran,
ni siquiera que caminaran.
No importaba que estuvieran rotas,
para nosotras seguían siendo igual de hermosas.
Ojos grandes de cristal, bocas pintadas de grana.
cabellos de de seda, cuerpecitos de porcelana o caucho.
Desde sus corazones de goma
¡Supieron darnos tanta felicidad!
Y a su manera también nos supieron amar.
Gracias muñecas de todos los tiempos
por habernos transportado a los mundos de la imaginación.
Por habernos entregado vuestro pequeño corazón.
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